Me pongo a pensar en mis vacaciones de este año, en las que aún me recuperaba del brote brutal que arrastro desde marzo….

No sólo ya ha influido, y bastante, el tema del Virus mutante que amenaza con selección natural o antinatural , en mis 10 días de oreo, es que cada viaje que emprendo, que suponga más de un día fuera de casa, se convierte en la “Operación Tormenta del Desierto”

Los preparativos nos los saltamos, porque son tan jugosos que sólo hacer la maleta ya merece una entrada propia…, teniendo en cuenta que he sido de siempre alguien sin mesura ni para hacer equipaje.

Si le sumamos lo que a día de hoy puedo necesitar para mi mala salud, se convierte en la Corte de Carlos V mudándose a su residencia de verano en Aranjuez. ( o donde veraneara el buen señor)

Cuestión; que si hago esfuerzos para recordar estos días de verano, divido los momentos en:

  • BUSCAR Y REBUSCAR.

Mucho rato, muchas veces, algunas repetidas.

Rebuscando en el bolso, maleta, neceser…, cada ocho segundos, cualquier cosa, desde “haber perdido el teléfono” cada 1×1, a buscar si llevo la funda de las gafas con ellas dentro, o si traje el analgésico potente por si íbamos a la playa, o si me pasé con el peso del bolso o si he cogido algún bikini que vaya a juego o iré combinando imposibles partes de arriba y de abajo. (como así ha sido)

El tema de las combinaciones ganadoras de modelos cuando no puedes con la vida, también merece un capitulazo aparte. Las fachas de estar por casa del mundanal mundo anterior no son nada con los “trajes de carácter” con los que puedes salir al mundo y que te la traiga al pairo.

Si por cada vez que he metido la mano en el bolso para buscar el móvil o las gafas, y he sacado el gel hidroalcohólico porque se me había olvidado qué estaba buscando, me hubieran dado un euro, estaría escribiendo desde un yate en propiedad  ahora mismo.

  • TE IBA A DECIR ALGO:

Veranear con fatiga  grande hace  que pensar sea muy costoso, y tener conversaciones con tus compis de veraneo, ya ni te lo cuento.

Había noches que me explotaba la cabeza de la concentración que había tenido todo el día para poder hablar con mi familia sin que se me fuese el santo al cielo, perdiese la concentración u olvidase lo que me habían contado a los 4 minutos.

Contar cosas cansa, así que empezaba…me cansaba… ya seguiré luego… luego no llegaba… se me olvidaba… me acordaba de madrugada cuando todos roncaban…jajajajaja

Aquí es fundamental, como en tantos otros momentos, rodearse del Núcleo Duro: Ese que te quiere, comprende en mayor o menor medida lo que te pasa y derrocha frases del tipo: no pasa nada, mujer… Porque si tienes que convivir con grupos del tipo: “joder, hija, estás senil”, ó “ ¿otra vez vas a preguntar lo mismo?. Pues con esos yo no veraneo ya. Para agobiarme me basto y me sobro.

  • MEDICACIÓN ADICIONAL:

Este último viaje, Conviví con una gatita maravillosa, con toda su maravilla incompatible con  mi alergia, que es de esas que se te ponen los ojos como huevos y te rascas hasta que te lo sacas de la cuenca y lo metes bajo el grifo de agua fría.

Disyuntiva: Picor o  tomar antistamínicos.

No era fácil la elección: Si combinamos las benzodiacepinas de rigor con el antistamínico,  puedo ser “la vaga que está todo el día durmiendo en la hamaca de Supervivientes”, y no era plan.

Así que opté por pasar a pelo la alergia, y realmente, y contra todo pronóstico, me fue mucho mejor la sugestión de que no me picaba nada, de lo que hubiese aposado.

(salvo la noche que la gata en pleno silencio de pueblo, me dijo al oído bien alto y claro que quería una cerveza (es lo que interpreté yo escuchaba Mahouuuuu, y ahí dije, mira mira, mejor hazte un K.O. técnico que pensar por donde anda la minina)

Pegué un brinco de la cama, absolutamente incompatible con la última resonancia. No hay nada que te haga ser más ágil que un buen susto.

  • DOS DÍAS DE FELICIDAD:

Es cierto que había momentos que mi cuerpo me decía telepáticamente, “Con lo bien que estarías en el sofá, a oscuras, en silencio, durmiendo tardes enteras y despertándote transpirada para pensar, otro día más que perdí” pero decidí cortar esa comunicación, y a medida que el agua salada, el aire puro, la ausencia de alarmas y citas con nadie iba entrando en mí, me iba encontrando mucho mejor.

Es cierto también que tuve que tirar alguna vez de “rescates” porque si no, me hubieran llevado en brazos alguna ocasión, que me daban ganas de tumbarme en todo banco o bordillo que me encontraba y dormir un rato.

Es cierto también que la mañana que tuve la misión de clavar el palo de la sombrilla, a los dos giros estaba como si acabara de hacerme una sesión de pesas de 800 kilos en cada mano.

Pero como pasó aquella otra vez… primero tímidamente, más tarde expectante y finalmente feliz como niña con zapatos nuevos, un 17 de agosto el dolor bajó hasta el punto de darme tregua para poder reír a carcajadas hasta agarrarme las chichas,  dormir de un tirón y despertarme recordando que había soñado, aunque sólo recordase imágenes sueltas.

Creo que mi dolor también necesitaba vacaciones de mi  y se agenció dos días de asuntos propios…. Y fue…. Tan maravilloso……

  • APRENDIZAJE

La ignorancia es lo que nos hizo brindar como si tal cosa el 1 de enero de este año.

Los propósitos de enero se fueron al traste. (este año me propuse viajar… no pude haber atinado mejor….jajajajajaj)

El confitamiento tampoco lo aproveché muy bien en el tema “tareas pendientes”, y una de ellas, era reflexionar, poner los pensamientos en orden, tomar alguna decisión interna, hablar conmigo misma…..

Todo a la merde…, porque , ¿? y si en lugar de eso, fluyo?? ¿¿ sin más??

Y entonces, mirando al Océano, al paisaje, salían los sentimientos y los pensamientos solitos….y ellos solitos se colocaban en un puzzle que iban haciendo en el aire… la cabeza pululaba a su ritmo y sin mucho gobierno…

Fue estupendo.

Una de las piezas que pude ver con más claridad fue la que tiene que ver con el Estrés.

No de repente, pero sí de otra manera, llegó hasta el consciente, recorriendo por el camino mis vísceras…y aprendí (que creo que es lo que pasa cuando tomas esa conciencia), que ES el detonante para que lo malo se vuelva peor y lo peor se vuelva insufrible.

Compañero de toda la vida, el estrés. En algún momento dejamos de ser amigos y se convirtió en la alarma que saltaba y a la que muchas veces ignoré por millones de razones.

Se coló y se quedó. Se quedó para siempre y bastante cabreado por haber sido ignorado tantas veces….Se convirtió en un okupa de los chungos…. Se puso a hacer destrozos sin darse cuenta de que también vivía allí, conmigo.

Ahora veo con claridad que le tengo que mantener a raya… viviremos en el mismo edificio, pero no me puedes joder tanto la vida…

Y volví de vacaciones con un  par de riendas nuevas.

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