Las personas que CUIDAN, que se responsabilizan de los cuidados de otras personas, pueden olvidarse de sí mismas.

Nos gustaría contribuir a la protección de la salud de Cuidadores y Cuidadoras, con algunas pautas básicas.

PORQUE CUIDAR, ni es gratis, ni hace menos  importante que protejan su propia salud.

¿Qué pueden hacer los cuidadores para cuidarse, que seguro que saben pero que está bien que los demás recordemos?

1.- ASPECTO PERSONAL

Además de peinar, lavar y vestir a la persona que estás cuidando, no olvides tu propio cuidado personal.

Además de preocupare por la higiene diaria de la persona que cuidas, no olvides tu propia higiene, dedicándole tiempo y esmero. Que sirva de pequeños actos de autocuidado que te aporten bienestar.

Además de ocuparte de la limpieza de la ropa, cabello, uñas y dientes de la persona que cuidas, no olvides tu propia ropa, cabello, uñas y dientes.

Y si puedes regalarte algún momento de vez en cuando para hacerte la manicura, una mascarilla facial casera, arreglar o cambiar tu propia ropa o calzado… seguro que te hace bien.

2.- ALIMENTACIÓN

Estás con la atención puesta en los alimentos que mejor le vienen a la persona que cuidas. Los que más ayudan a su corazón, a su sistema digestivo…. Tú tienes que prestar la misma atención a los alimentos que ingieres.

Si necesitas llevar una dieta específica, no la olvides. Si has apartado de tu lista de la compra alimentos que la persona a la que cuidas no puede tomar pero tú sí, añádelos y consúmelos. La comida, además de alimento, es una fuente de disfrute, y necesitas dar alegría a tus intestinos también.

No olvides hidratarte, beber agua o infusiones, zumo de limón o algun otro líquido saludable.

Y sobretodo: Vigila el ritmo al que comes. Comer despacio, masticando bien, es importantísimo para la salud. Saborea y que la comida te ALIMENTE. Que no sea un acto de prisas, que los momentos que tengas para comer sean de descanso y de reponer fuerzas.

3.- ACTIVIDAD FÍSICA

Seguro que te preocupas por la movilidad, la actividad y evitar la atrofia de la persona que está a tu cuidado.

¡Tú también tienes que moverte!!

Todos los días de la semana, media horita, veinte minutos, quince…. Pero no dejes pasar los días sin hacer ejercicios de la intensidad que le vengan bien a tu propio cuerpo. Si puedes pasear, pasea. Si puedes y te apetece nadar, nada. Si puedes hacer gimnasia, hazlo. Si no puedes acudir a ningún centro, puedes organizarte una pequeña tabla de ejercicios.

Tu fortaleza física es muy importante. Y la motivación debe ser la misma o mayor que la que tienes para la persona a tu cargo.

4.- DESCANSAR

Cuidadores y Cuidadoras con ojeras que les llegan hasta los tobillos. Que se sienten permanentemente cansados aunque siguen con el ritmo diario….

Descansar y HACER PAUSAS es realmente importante.

Si las noches son complicadas por tu actividad de cuidador, aprovecha algún momento para reposar, para echar una cabezadita, para tomar una siesta….

Si tomas bebidas estimulantes o energéticas para poder seguir el ritmo de vida, evítalas por la noche, para que tu cuerpo aproveche todos los momentos de descanso.

Dormir es fundamental para reponer fuerzas. Se pierde mucha eficacia si vives con sueño y con cansancio extremo o prolongado en el tiempo.

5.- RELACIONES SOCIALES Y AFICIONES

Además de cuidar, existes. Vives. Y es importante salir de vez en cuando del rol permanente que supone cuidar a otra persona. Hay millones de formas de desconectar por unos minutos, por un rato largo…. En función de tu tiempo libre disponible, relaciónate con personas queridas, que te hagan ver otras vidas, que te hagan tener otro tipo de conversación, que eviten el aislamiento del cuidador.

Pide ayuda. Habla con tus seres queridos, expón tus sentimientos sobre la situación que estás viviendo, utiliza los apoyos que tengas a tu alcance….

6.- SEXO

La calidad de vida también incluye esta esfera. Si ahora estás tan dedicado a atender a una persona enferma o dependiente, seguramente el sexo sea una cuestión que va pasando y va pasando……….

Reajusta horarios, realiza otras prácticas, busca otras formas de actividad sexual placentera…,  piensa en adecuar tu sexualidad a tus circunstancias, pero no metas este bienestar físico y emocional en el baúl de los “ahora no se puede;  ahora lo dejo de lado”.

7.- RELAJARSE

Tomar 10 minutos al día, 10 minutos, para ejercitar la relajación. Quizás al principio no sepas de dónde sacar ese tiempo, pero es muy necesario. Y seguro que lo invertirías en el bienestar de la persona a la que estás cuidando.

Esos momentos de centrarte sólo en tu respiración, de forma consciente, pensando en imágenes relajantes, tomando aire por la nariz y expulsándolo lentamente… dándote calma y tranquilidad…

Sólo tienes que coger el hábito y descubrirás lo sanador y beneficioso que es para ti, y por extensión, para toda persona que te rodee.

CUÍDENSE.

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