Elijo mi propia aventura en el bus.

Cuando has vivido siendo casi transparente, porque tu condición, personalidad, visión de las cosas, educación o experiencias, “te ha hecho así”, es increíble darte cuenta de que te has convertido en una mujer con “mil caras”

También pasa que cuando hablamos de hace “unos años atrás”, (que pueden ser 30 años o pueden ser 2) decimos cosas como “la vida de antes”, “la otra vida”, “cuando la vida era vida”

(Sicilia, año 2001…)

Y también pienso en la cantidad de veces que practicamos el “ esto ya no lo aguanto ”, “deseo con todas mis fuerzas no tener un brote más”, “ quiero y no puedo”….. Es un resiLiencia constante, una resisTencia constante, y como dice el chiste, cada minuto la mente piensa: “por favor, otra oportunidad!! ¡¡Otra oportunidad!!

Pero nada, el dolor, las disautonomías, o lo que no funciona bien en el asombroso cuerpo humano, va a su vulva y no hace ni puñetero caso.

(no tengo muchas garantías de la censura con las palabrotas, así que pondré ***** donde vayan tacos de los gordos)

Con este panorama, que como dice la maravillosa frutera de mi barrio: “Tu vida es una fantasía, hija mía…” , todavía, tenemos que aguantar vivencias de este tipo.

Situación:

Martes cualquiera. 5 de la tarde.

Por delante, una sesión de fisioterapia, de las que sales, hora y media después, sin saber leer la hora del reloj, ni contestar a la pregunta cómo te llamas…

Antes del fisio, viaje en autobús para llegar a la clínica. Tiempo estimado sin atasco o calle en obras: 40 minutos.

Ese día te duchas, porque vas a estar en ropa interior con un profesional, que bastante tiene con tratarte la columna intratable, como para encima que le llegue tufillo a pies.

Con lo cual, mitad de la energía diaria: Invertida en la ducha.

Situación corporal: me duele hasta la próstata y no tengo; pero sé que necesito ir a la terapia; así que con analgesia de rescate, más la medicación actual, y vaporizador de cannabis en mano, me dirijo a mi destino no rauda y no veloz.

Una vez dentro del autobús, música en orejas y todo el esfuerzo para meterme en ella y poder condensar la energía que me queda, y que parece que se me va cayendo en cada traqueteo o frenada….

Y me viene una señora, (con minúsculas); una señora, que se planta delante de mis narices y me dice: Oiga, Usted está en el sitio que no le corresponde.

Juro que, de primeras, pensé: “ojalá se le haya ido el oremus temporalmente y diga cosas así porque la apetecen”…. Porque es mejor pensar bien que encontrarse con la desagradable sorpresa de que te ha tocado la señora Igggnorante.

Me quito los cascos, mis ojos como ensaladeras, y le digo un “¿perdone?”, “¿habla usted conmigo, señora?”

Contestación de la mujer:

Pues que no se qué pintas en un asiento reservado a minusválidos, si no lo eres.

Y que es de tener muy poca consideración.

Así, tal cual. Sin invitarme a una copa antes, ni nada.

Que – no -sé- que- pin-tas-en-un-asien-to-re-ser-va-do-a -mi-nus-vá-li-dos-,-si-no-lo-e-res.

inhalar

exhalar

Me agarro con las dos manos y comienzo a levantarme del asiento con esfuerzo, aprovechando que el autobús estaba parado en un semáforo.

Y entonces, una de estas 4 reacciones, sucede:

  • Mire usted, señora ***,*** de los *****, me va a **** el ******  porque es usted una ********** .
  • Una vez más, tengo la “oportunidad” de explicar mi vida a desconocidos: Mire, Señora, lo que ocurre es que lo que a mi me pasa no se ve a simple vista, pero si Usted, tuviese mis dolores en este momento, estaría en Urgencias pidiendo sedantes. No debe juzgar a la gente tan a la ligera, porque ya me gustaría a mi poder llevar los zapatos tan chulos que lleva, y no las zapatillas con velcro que hoy llevo porque ni puedo atarme los cordones.

Llevo dos días en la cama, porque estos cambios de tiempo me han fundido hasta la última vértebra.

Voy en el autobús luchando con los ruidos, la luz, y un cansancio que ya le aseguro que no ha sentido en sus 70 años que aparenta.

Cuando vuelva en este autobús de regreso a mi casa tras mi rehabilitación, que me pago yo de mi bolsillo aunque no puedo trabajar porque estoy enferma, sentiré puñales y descargas eléctricas por todo el cuerpo; apenas dormiré y mañana me espera un día de reposo y dolor absoluto.

¿Conoce el dicho “las apariencias engañan”? Pues yo soy una de ellas.

  • Mire Señora. Le acaba de tocar un premio. Es Usted la persona número 50 que tiene la osadía de juzgarme sin conocerme y sin saber cuál es mi situación. Además, por si no se ha dado cuenta, v**** ch*****, hay tantos asientos libres, incluidos otros “asientos reservados”, así que, o planta su culo en otro sitio y se mete la lengua en el bolsillo, o vamos a tener jaleo.. Y  para su información: No se dice asientos para minusválidos. Hable con propiedad. Se dice:  Personas con Discapacidad-
  • Saco de mi bolso de pulgas el pañuelo de las injusticias, porque la falta de empatía me ha hecho llorar otra vez. Pan y Pepinillo me ven llorar y deciden hacer justicia, así que me llevan en volandas por las nubes hasta mi destino, y entonces no vuelvo a necesitar ir en autobús nunca más en mi vida.

Cannabis Medicinal. Entrevista «El Mundo».

Mi vida con el cannabis medicinal: «El dolor siempre está. No soy una delincuente, soy una enferma»

Sufre una degeneración precoz en los discos de la columna, se tiró un año en cama por el dolor y tiene que pasar 17 horas al día tumbada. Mónica, economista y madre, encarna el debate sobre el cannabis medicinal: «Gracias a él tengo momentos de alivio»

Mónica Ruera, economista y madre de dos hijas, encarna el debate en torno al cannabis medicinal.

Haz en la imagen click para leer el artículo.

Para tratar de entender la inmensidad de su dolor, podemos apuntar que estuvo casi un año sin apenas poder levantarse de la cama. Que pasó por dos cirugías mayores en la espalda y por una veintena de intervenciones menores, y que ninguna acabó con sus tormentos. Que la morfina ya no le hacía nada. Que al final apenas dormía y comía. Que la expresión te quieres morir de dolor, puesta en su boca, quiere decir eso: que te quieres morir, que prefieres no seguir con vida, que ya basta.

O también podemos dejar que nos cuente aquella otra anécdota increíble: le dolía tanto, pero tantísimo la espalda, que aquel día no se dio cuenta de que estaba de parto.

¿Qué es Pan y Pepinillo?

Bienvenidos a una plataforma para dar visibilidad al dolor crónico que sufren muchas personas y que pasa desapercibido. Cada vez que cruzas un paso de cebra o haces cola en la caja del supermercado seguro que alguna persona a menos de un metro tuyo está sufriendo grandes dolores crónicos.

Personas con Fibromialgia, Endometriosis, Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), Dolor Neuropático, Enfermedades Autoinmunes…Dolores silenciosos, que quién los sufre, los escucha a pleno volumen. Personas que padecen de estos dolores e intentan conseguir convivir con ellos, aceptarlos e incluso hacerse sus amigos. Hay situaciones cotidianas en el que no poder manifestar esto resulta duro, complicado e incluso más doloroso para las personas que pasan por ello. Es necesario que la sociedad se haga cómplice y que ayude a normalizar y dar visibilidad a estas situaciones. Colaborar y dar visibilidad a esta realidad social está en tu mano. Dolores son Amores. Gracias!!!

Colabora con Pan y Pepinillo


Veraneando conmigo 2020

Me pongo a pensar en mis vacaciones de este año, en las que aún me recuperaba del brote brutal que arrastro desde marzo….

No sólo ya ha influido, y bastante, el tema del Virus mutante que amenaza con selección natural o antinatural , en mis 10 días de oreo, es que cada viaje que emprendo, que suponga más de un día fuera de casa, se convierte en la “Operación Tormenta del Desierto”

Los preparativos nos los saltamos, porque son tan jugosos que sólo hacer la maleta ya merece una entrada propia…, teniendo en cuenta que he sido de siempre alguien sin mesura ni para hacer equipaje.

Si le sumamos lo que a día de hoy puedo necesitar para mi mala salud, se convierte en la Corte de Carlos V mudándose a su residencia de verano en Aranjuez. ( o donde veraneara el buen señor)

Cuestión; que si hago esfuerzos para recordar estos días de verano, divido los momentos en:

  • BUSCAR Y REBUSCAR.

Mucho rato, muchas veces, algunas repetidas.

Rebuscando en el bolso, maleta, neceser…, cada ocho segundos, cualquier cosa, desde “haber perdido el teléfono” cada 1×1, a buscar si llevo la funda de las gafas con ellas dentro, o si traje el analgésico potente por si íbamos a la playa, o si me pasé con el peso del bolso o si he cogido algún bikini que vaya a juego o iré combinando imposibles partes de arriba y de abajo. (como así ha sido)

El tema de las combinaciones ganadoras de modelos cuando no puedes con la vida, también merece un capitulazo aparte. Las fachas de estar por casa del mundanal mundo anterior no son nada con los “trajes de carácter” con los que puedes salir al mundo y que te la traiga al pairo.

Si por cada vez que he metido la mano en el bolso para buscar el móvil o las gafas, y he sacado el gel hidroalcohólico porque se me había olvidado qué estaba buscando, me hubieran dado un euro, estaría escribiendo desde un yate en propiedad  ahora mismo.

  • TE IBA A DECIR ALGO:

Veranear con fatiga  grande hace  que pensar sea muy costoso, y tener conversaciones con tus compis de veraneo, ya ni te lo cuento.

Había noches que me explotaba la cabeza de la concentración que había tenido todo el día para poder hablar con mi familia sin que se me fuese el santo al cielo, perdiese la concentración u olvidase lo que me habían contado a los 4 minutos.

Contar cosas cansa, así que empezaba…me cansaba… ya seguiré luego… luego no llegaba… se me olvidaba… me acordaba de madrugada cuando todos roncaban…jajajajaja

Aquí es fundamental, como en tantos otros momentos, rodearse del Núcleo Duro: Ese que te quiere, comprende en mayor o menor medida lo que te pasa y derrocha frases del tipo: no pasa nada, mujer… Porque si tienes que convivir con grupos del tipo: “joder, hija, estás senil”, ó “ ¿otra vez vas a preguntar lo mismo?. Pues con esos yo no veraneo ya. Para agobiarme me basto y me sobro.

  • MEDICACIÓN ADICIONAL:

Este último viaje, Conviví con una gatita maravillosa, con toda su maravilla incompatible con  mi alergia, que es de esas que se te ponen los ojos como huevos y te rascas hasta que te lo sacas de la cuenca y lo metes bajo el grifo de agua fría.

Disyuntiva: Picor o  tomar antistamínicos.

No era fácil la elección: Si combinamos las benzodiacepinas de rigor con el antistamínico,  puedo ser “la vaga que está todo el día durmiendo en la hamaca de Supervivientes”, y no era plan.

Así que opté por pasar a pelo la alergia, y realmente, y contra todo pronóstico, me fue mucho mejor la sugestión de que no me picaba nada, de lo que hubiese aposado.

(salvo la noche que la gata en pleno silencio de pueblo, me dijo al oído bien alto y claro que quería una cerveza (es lo que interpreté yo escuchaba Mahouuuuu, y ahí dije, mira mira, mejor hazte un K.O. técnico que pensar por donde anda la minina)

Pegué un brinco de la cama, absolutamente incompatible con la última resonancia. No hay nada que te haga ser más ágil que un buen susto.

  • DOS DÍAS DE FELICIDAD:

Es cierto que había momentos que mi cuerpo me decía telepáticamente, “Con lo bien que estarías en el sofá, a oscuras, en silencio, durmiendo tardes enteras y despertándote transpirada para pensar, otro día más que perdí” pero decidí cortar esa comunicación, y a medida que el agua salada, el aire puro, la ausencia de alarmas y citas con nadie iba entrando en mí, me iba encontrando mucho mejor.

Es cierto también que tuve que tirar alguna vez de “rescates” porque si no, me hubieran llevado en brazos alguna ocasión, que me daban ganas de tumbarme en todo banco o bordillo que me encontraba y dormir un rato.

Es cierto también que la mañana que tuve la misión de clavar el palo de la sombrilla, a los dos giros estaba como si acabara de hacerme una sesión de pesas de 800 kilos en cada mano.

Pero como pasó aquella otra vez… primero tímidamente, más tarde expectante y finalmente feliz como niña con zapatos nuevos, un 17 de agosto el dolor bajó hasta el punto de darme tregua para poder reír a carcajadas hasta agarrarme las chichas,  dormir de un tirón y despertarme recordando que había soñado, aunque sólo recordase imágenes sueltas.

Creo que mi dolor también necesitaba vacaciones de mi  y se agenció dos días de asuntos propios…. Y fue…. Tan maravilloso……

  • APRENDIZAJE

La ignorancia es lo que nos hizo brindar como si tal cosa el 1 de enero de este año.

Los propósitos de enero se fueron al traste. (este año me propuse viajar… no pude haber atinado mejor….jajajajajaj)

El confitamiento tampoco lo aproveché muy bien en el tema “tareas pendientes”, y una de ellas, era reflexionar, poner los pensamientos en orden, tomar alguna decisión interna, hablar conmigo misma…..

Todo a la merde…, porque , ¿? y si en lugar de eso, fluyo?? ¿¿ sin más??

Y entonces, mirando al Océano, al paisaje, salían los sentimientos y los pensamientos solitos….y ellos solitos se colocaban en un puzzle que iban haciendo en el aire… la cabeza pululaba a su ritmo y sin mucho gobierno…

Fue estupendo.

Una de las piezas que pude ver con más claridad fue la que tiene que ver con el Estrés.

No de repente, pero sí de otra manera, llegó hasta el consciente, recorriendo por el camino mis vísceras…y aprendí (que creo que es lo que pasa cuando tomas esa conciencia), que ES el detonante para que lo malo se vuelva peor y lo peor se vuelva insufrible.

Compañero de toda la vida, el estrés. En algún momento dejamos de ser amigos y se convirtió en la alarma que saltaba y a la que muchas veces ignoré por millones de razones.

Se coló y se quedó. Se quedó para siempre y bastante cabreado por haber sido ignorado tantas veces….Se convirtió en un okupa de los chungos…. Se puso a hacer destrozos sin darse cuenta de que también vivía allí, conmigo.

Ahora veo con claridad que le tengo que mantener a raya… viviremos en el mismo edificio, pero no me puedes joder tanto la vida…

Y volví de vacaciones con un  par de riendas nuevas.

Curso de paciente experto en Enfermedades Crónicas URJC

Con Titulación Propia, el Curso de Paciente Experto en Enfermedades Crónicas, de la URJC, es uno de los mejores tratamientos para las personas que sufren patologías, dolor, para sus familiares, amigos, peronal sanitario, cuidadores, organizaciones de pacientes, y sociedad general.
Un curso lectivo de 9 meses, con asignaturas como Anatomía, Farmacología, Psicologia, Hábitos Saludables, que empoderan con información a los pacientes y les convierten en pacientes activos, que conocen mejor el funcionamiento de la enfermedad en sus vidas y rompen barreras al estudiar cómo funciona el Dolor y cómo actuar sobre él.

Excelencia académica, al frente dos Directores; Los Catedráticos Dr.D. Francisco Gómez Esquer y Dr.D. Carlos Goicoechea,y rodeados de otros alumnos/ pacientes con los que se crean lazos de colaboración y amistad entre ellxs.

Apto para cualquier persona que quiera formación de calidad sobre el Dolor o las Enfermedades Cardiometabólicas, porque el sistema de estudio es accesible para todo el mundo.
A este curso, DONAMOS el 3% de cada una de nuestras ventas, con una donación mínima por edición de 200€,bajo un legal Convenio Firmado entre la Fundación de la URJC y Pan y Pepinillo, suscrito en el año 2018, que ayudará a sufragar los gastos mínimos de matriculación de algunos alumnos adquisición de materiales u otras necesidades.